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La realidad del trastorno de sueño en nuestra sociedad

Vivimos en una época en la que los días no parecen tener suficientes horas, y las noches, lejos de ser un descanso, se convierten en un campo de batalla entre el sueño y el estrés. Muchas personas van apagando sus días sin apenas recordar cuándo fue la última vez que durmieron bien. Los trastornos del sueño han dejado de ser una condición ocasional para convertirse en un problema de salud pública que afecta cada vez a más personas, sin distinguir edad, profesión o situación social. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre estos trastornos? ¿Cómo afectan a nuestra vida diaria? Y, lo más importante, ¿cómo podemos abordarlos?

Estadísticas actuales y motivos detrás de los trastornos del sueño

Las cifras no mienten. Según la Sociedad Española de Neurología, alrededor del 30% de la población adulta experimenta algún tipo de dificultad para dormir en algún momento del año, y entre el 10% y el 15% de la población sufre de insomnio crónico. Las tasas son incluso más altas en adolescentes y adultos jóvenes, cuya vida digital y obligaciones académicas interfieren en sus patrones de sueño. Otro dato importante es que el 75% de las personas con insomnio nunca buscan ayuda médica, perpetuando así un ciclo de privación de sueño que afecta su salud física y mental a largo plazo.

Las causas detrás de estos trastornos son variadas. Factores como el estrés laboral, el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir, problemas emocionales, malos hábitos alimenticios y la falta de una rutina constante de sueño son solo algunos de los culpables más comunes.

Causas clínicas de los trastornos del sueño

Desde un punto de vista clínico, los trastornos del sueño pueden tener múltiples orígenes. Entre los más comunes se encuentran:

  1. Trastornos del ritmo circadiano: el reloj biológico puede alterarse por causas externas, como el trabajo en turnos o la exposición a pantallas antes de dormir.
  2. Ansiedad y depresión: la salud mental juega un papel fundamental, y condiciones como la ansiedad o el estrés postraumático interfieren directamente en la capacidad de conciliar el sueño.
  3. Apnea del sueño: este trastorno afecta la respiración durante la noche y provoca microdespertares frecuentes que impiden un descanso reparador.
  4. Síndrome de las piernas inquietas: esta condición neurológica genera molestias en las piernas que se intensifican por la noche.
  5. Trastornos hormonales: la menopausia, los cambios hormonales en adolescentes y otras fluctuaciones hormonales afectan el sueño de forma significativa.

Tratamientos y medicación recomendada

Los tratamientos para los trastornos del sueño se abordan en función de la causa subyacente y la gravedad del problema. Estos son algunos de los enfoques más comunes:

  1. Terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I): esta terapia, recomendada como tratamiento de primera línea para el insomnio, ayuda a reestructurar pensamientos negativos y a crear rutinas de sueño saludables.
  2. Medicación: en casos de insomnio severo o en personas con otros trastornos asociados, los médicos pueden recetar benzodiacepinas, no-benzodiacepinas (como el zolpidem), o antidepresivos que ayudan a regular el sueño. Sin embargo, es importante recordar que esta medicación debe ser prescrita y supervisada por un profesional, pues su uso prolongado conlleva riesgos de dependencia.
  3. Tratamiento de la apnea del sueño: el uso de dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) es fundamental para quienes padecen esta condición.
  4. Suplemetación y fitoterapia: en algunos casos, la melatonina o extractos de valeriana pueden ayudar a mejorar el sueño, pero siempre bajo supervisión médica.
  5. Higiene del sueño: pequeños cambios en el entorno y los hábitos, como mantener un horario de sueño fijo, evitar el uso de pantallas antes de dormir y controlar el consumo de cafeína, pueden ser enormemente beneficiosos.

Consecuencias de no tratar la falta de sueño

Ignorar el problema y continuar con patrones de sueño deficientes tiene un impacto acumulativo en la salud. A corto plazo, la privación de sueño afecta la concentración, la toma de decisiones y el rendimiento diario. A largo plazo, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, y problemas de salud mental como ansiedad y depresión. Incluso se ha relacionado la falta de sueño crónica con un mayor riesgo de desarrollar demencia en la vejez.

Aquí tienes algunos consejos prácticos para conciliar el sueño y descansar mejor desde casa:

  1. Desconectar de la tecnología una hora antes de dormir
    La tecnología es uno de los mayores enemigos del sueño. Las pantallas de móviles, tablets y ordenadores emiten luz azul, que reduce la producción de melatonina, la hormona del sueño. Al desconectarte al menos una hora antes de acostarte, ayudas a tu cerebro a empezar a relajarse y preparar el cuerpo para descansar.
  2. Crear una rutina de sueño regular
    Establecer horarios fijos para ir a dormir y despertar ayuda a regular el ritmo circadiano, facilitando el descanso. Intenta seguir este horario incluso los fines de semana para que el cuerpo mantenga su ritmo natural.
  3. Reducir el consumo de cafeína y evitar el alcohol antes de dormir
    La cafeína es estimulante y puede afectar el sueño hasta seis horas después de consumirla. Aunque el alcohol pueda provocar somnolencia inicial, altera las fases del sueño, especialmente el sueño REM, y provoca despertares frecuentes durante la noche.
  4. Practicar técnicas de relajación
    Técnicas como la respiración profunda, la meditación o el mindfulness pueden ser útiles para calmar la mente antes de dormir. También puedes probar con una ducha tibia, que relaja los músculos y disminuye la temperatura corporal, lo que favorece el sueño.
  5. Ajustar el entorno de la habitación
    Crear un ambiente adecuado para dormir es esencial. Procura que la habitación esté oscura, en silencio y a una temperatura fresca, idealmente entre 18-20 °C. Puedes usar una mascarilla para los ojos o tapones para los oídos si necesitas más oscuridad o silencio.
  6. Evitar las cenas pesadas y los alimentos con azúcar por la noche
    Las comidas pesadas o ricas en azúcar pueden provocar digestiones difíciles y aumentar la energía justo cuando necesitas relajarte. Opta por cenas ligeras y evita los dulces y comidas muy condimentadas en la noche.
  7. Usar la cama solo para dormir
    Si haces actividades como ver la televisión, trabajar o comer en la cama, el cerebro asocia este espacio con la actividad en lugar del descanso. Deja la cama para dormir, de modo que tu mente reconozca que, al acostarte, es hora de descansar.
  8. Realizar ejercicio físico durante el día
    El ejercicio regular mejora la calidad del sueño y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Evita el ejercicio intenso antes de dormir, ya que puede elevar la adrenalina y dificultar el sueño.
  9. Establecer una actividad relajante antes de dormir
    En lugar de revisar el móvil o el ordenador, prueba actividades relajantes como leer un libro, escuchar música suave o hacer ejercicios de estiramiento. Estos hábitos son una excelente transición al descanso.

La tecnología: un factor que empeora el sueño

Las redes sociales, las notificaciones constantes y la estimulación mental que genera el uso de dispositivos electrónicos son algunos de los factores que, silenciosamente, agravan los trastornos del sueño. La práctica de revisar el móvil antes de dormir expone al cerebro a una sobrecarga de información que no permite desconectar adecuadamente. Además, el temor a perderse algo, conocido como FOMO (Fear Of Missing Out), nos lleva a revisar constantemente nuestras redes y mensajes, afectando la tranquilidad mental.

Con estos hábitos y una buena gestión del tiempo y de la tecnología, lograrás una rutina de sueño más saludable y reparadora. Recuerda que si aún aplicando estos cambios continúas teniendo problemas de sueño, es importante consultar con un profesional de la salud.

Priorizar el sueño como un pilar de la salud

Es fundamental recordar que el sueño es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico. Si estos trastornos se han convertido en algo recurrente, es imprescindible buscar ayuda médica para encontrar la causa y el tratamiento adecuados. En Central Médica, estamos aquí para ayudarte a recuperar ese sueño que tanto necesitas para vivir plenamente.

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